domingo, 16 de mayo de 2010

AL JEFE DIEGO

Diego
Federico Berrueto/Milenio
Que Diego Fernández de Cevallos esté con bien. La revelación de que está desaparecido preocupa y conmueve. En todo caso, es historia que se repite para muchas personas en el país, sin la visibilidad e influencia del ex candidato presidencial. Sirva lo que ha ocurrido para que las autoridades y sus corifeos den término a la dejadez sobre la inseguridad que existe y el insulto de decir que en otros países las cosas están peor.
Diego, personaje de época. La polémica sobre su persona, vínculos y entorno no le hace justicia. El PAN y el país le deben mucho; la desmemoria interesada y la polarización ofuscan el juicio y el entendimiento sobre su contribución al proceso democrático y a la transformación del país. Para otros discurrir sobre lo negativo. Fernández de Cevallos, con otros panistas como Luis H. Álvarez y Castillo Peraza, es biografía imprescindible en la transición pacífica a la democracia. En el pasado reciente ha sido crítico de César Nava y un valioso aliado de Fernando Gómez Mont.
De Diego la expresión aquella de que la muerte se lleva bajo las pestañas, por lo que, decía, no hay tiempo para pendejadas. Hace quince años su Némesis eran Vicente Fox y el subcomandante Marcos, después AMLO. Zedillo no le merecía simpatía, pero Diego fue el primer candidato presidencial no favorecido en reconocer el resultado adverso.
Ante la crisis de legitimidad por los homicidios del cardenal Posadas Ocampo, Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, Zedillo le propuso nombrarle procurador, ofrecimiento que declinó, pero sugirió hacerse a quien era líder de la bancada de los diputados del PAN, Antonio Lozano Gracia.
La última ocasión del encuentro, barrera de sol, la tarde de Pajarito. Bien acompañado, su debilidad. Con maliciosa sonrisa: “Eres un cabrón”, expresión no de reclamo, festinando el tratamiento del escribano a Manlio Beltrones. Diego, un personaje que sin miedos ni complejos ha vivido con intensidad cada momento de su vida; la muerte la llevamos bajo las pestañas.

Hoy empieza. El PRI ha hecho muy poco para recuperar la confianza ciudadana. Aún así, después del madrazo a Madrazo y seguidores, ha ido ganando terreno más allá de lo pronosticado. Triunfó en plazas importantes que por periodos largos habían sido gobernados por el PAN. Para sorpresa de no pocos, en julio pasado ganó Querétaro y San Luis Potosí y, hace tres años, Yucatán. En víspera del inicio de campañas para las elecciones del cuatro de julio próximo, el PRI encabezaba las preferencias en todos los estados con elección de gobernador, aunque por escaso margen en Tlaxcala, Sinaloa, Oaxaca, Zacatecas y Puebla.

Hoy habrá elecciones de ayuntamientos y diputados en Yucatán, el único estado desmarcado del primer domingo de julio, fecha en la que habrá de elegirse una docena de gobernadores, además de comicios intermedios en Chiapas y Baja California. MILENIO Televisión y el Gabinete de Comunicación Estratégica, a las cinco de la tarde, al cierre de casillas, habrán de informar sobre el desenlace de la elección en Mérida, gobernada ininterrumpidamente por el PAN por casi dos décadas. A más de quince días de la elección (no se pueden publicar encuestas después de esa fecha), las tendencias de votación eran adversas para el PAN, no obstante el haber postulado a Beatriz Zavala, una candidata que haría pensar en un triunfo amplio y convincente, senadora y secretaria de Desarrollo Social al inicio del gobierno de Felipe Calderón. El resultado de Mérida será simbólico para lo que venga. Lo peor para el PAN será recurrir a la descalificación; derrota que no se asume, derrota que habrá de repetirse, sobre todo, cuando el resultado adverso presenta una diferencia numérica significativa. Nada hay que haga presumir un desenlace fatal para lo subsecuente. Todavía hay campañas por delante y el PAN podría ganar elecciones de gobernador.

Un tanto más difícil para el PRD será ganar Zacatecas, el único estado que gobierna. El uso político de la justicia, bajo la dirección de la subprocuradora Concepción del Rocío García Medina, hermana de la gobernadora, se hizo evidente al intentar golpear al candidato del PRI, Miguel Alonso Reyes, por un supuesto donativo del gobierno de Nuevo León de medio centenar de vehículos, lo que ha resultado en una acusación falsa, un evidente caso de parcialidad del aparato de justicia, consecuencia de la desesperación de la gobernadora Amalia García por el repudio electoral de su gobierno y candidato, como ayer lo documentaba con acierto Raymundo Riva Palacio en Eje Central. Un resultado negativo frustraría la pretensión de la gobernadora de un regreso triunfante al DF, su auténtico origen y residencia.

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